Médicos, psicólogos y profesionales de la salud son prácticamente unánimes al decir que poseer un hobby mejora mucho la calidad de vida, pues ayuda a reequilibrarnos física y mentalmente.
Hace algunos años, con la recomendación de mi terapeuta y de mi médico, comprobé el poder de “tener un hobby”. En aquella época, pasaba por un período de mucho estrés en el trabajo y, entre las varias alternativas para ayudarme a superar aquella situación, surgió la sugerencia de que me dedicara a algún hobby. Podría ser cualquier cosa, desde que fuera algo que a mí me gustara mucho.
Como mi actividad profesional, como ejecutivo, era antes que nada muy mental, busqué algo que me permitiera usar más las manos, como armar cosas, lijar, pintar. Resolví, entonces retomar y expandir una pasión de mi infancia: armar aviones. Sin embargo, de esa vez, en lugar de armar y pintar aviones en miniatura, en escala 1:48 o 1:72, decidí armar aviones aeromodelos, en escala 1:8, que pudieran volar de verdad. Quién sabe de esa forma, podría realizar otro sueño de infancia: ¡pilotar aquellos aviones!
Lo que yo no sabía al iniciar el hobby era cómo me ayudaría en el trabajo. Parece broma, pero no lo es. ¿O lo es? Bueno, ¡da igual! Lo importante es que un hobby ofrece una serie de beneficios. Lo más impresionante es que empiezas a sentirlos enseguida que incluyes estas actividades en tu vida.
El primero de esta lista fue uno de los más importantes para mí: alivio de estrés. Al dedicarte a tu hobby favorito, te sumerges en el mismo. Tu mente se concentra en algo que te da mucho placer y paras de pensar en cosas que te generan tensión – en mi caso se referían al trabajo. Así, se crea un espacio para que puedas recargar tus baterías.
Lo que pocos saben es que tener un hobby es tan benéfico para la salud como practicar deportes y actividades físicas. Eso ocurre gracias justamente a la capacidad de reducción del estrés y de la tristeza.
Un estudio reciente, publicado en los Anales de Medicina Comportamental, mostró que las personas que practicaron actividades recreativas demostraron 34% menos estrés y 18% menos tristeza que aquellas que no las practicaron. Las personas se quedaron más tranquilas, su ritmo cardíaco se redujo y el efecto positivo duró varias horas.
No formé parte de ese estudio, pero puedo afirmar, por experiencia propia, que es eso mismo que ocurre. Como armar un avión lleva muchas sesiones, el asunto permanecía en mi cabeza entre una sesión y otra. Mi cerebro se dedicaba a resolver los desafíos que se presentaban durante el montaje. ¿Sabes aquel momento en el que estás muy estresado con un asunto del trabajo y él no te sale de la cabeza? Bueno, en esos casos, mi cerebro tenía dos opciones: focalizarme en el estrés o en el problema del hobby en lo que estaba trabajando.
Como en esas situaciones no hay favorito para el cerebro, siempre que esto ocurría me concentraba en el hobby y entonces, los efectos del estrés sobre mí se reducían. Y lo mejor es que, horas después, en la ducha o preparando comida para mis hijos, la solución para el problema del trabajo aparecía en mi mente por sí solo.
Como estaba más relajado, el cerebro trabajaba solo, conectaba los puntos para mí y me presentaba la solución. Sin esfuerzo. Me volví tan bueno en eso que me acostumbré a usar esta técnica a mi favor. Siempre que pasaba por un período más difícil en la empresa, intensificaba la práctica del hobby y recogía buenos resultados en casa y en el trabajo.
Como dije, esos forman los principales beneficios para mí, ¡un ejecutivo estresado! Pero, hay muchos otros que también podrás experimentar, entre ellos, se destacan:
Existen diversos tipos de hobby que pueden ser divididos en varias categorías. La lista es grande y hay opciones para todos los gustos. Los principales están clasificados en cuatro grandes grupos:
1) Piensa en lo haces la mayor parte del tiempo y si es tu principal fuente generadora de estrés diario. En general, es tu profesión. ¿Cómo es? ¿Más mental? ¿Más física? En mi caso, era mental. En el caso de mi preparador físico, era física. Hecha la identificación, la sugerencia es que elijas un hobby en un área diferente, que sea complementaria a lo que haces diariamente. En mi caso, opté por hacer algo manual (armar aeromodelos exige mucha habilidad manual para lijar, cortar, colar, pintar); ya mi preparador físico eligió actividades más mentales y emocionales, como leer y tocar un instrumento musical.
2) Elige por lo menos dos hobbies, uno para dentro de casa y otro para fuera de casa. Eso mismo; no precisa ser solamente uno. Tener dos opciones te brindará diversidad. Armar aviones es algo que hago en la mesa de casa junto a la familia. Ya andar en bicicleta en el parque es algo que realizo los fines de semana, en días de sol (y aprovecho y llevo al bebé para andar conmigo).
3) Elige algo que te encante hacer. Sé 100% egoísta aqui. No atiendas sugerencias de otras personas y no te preocupes por parecer bobo o infantil, ni siquiera para tu cónyuge y amigos. Es para darte placer, relajar y conectarte contigo mismo. Sólo funciona si es una pasión verdadera.
4) Conéctate con otros de tu tribu. Dependiendo del hobby, va a ser difícil encontrar gente de tu actual círculo social a la que le guste lo que a ti te gusta (¿cuántas personas conoces a las que les gusta el aeromodelismo?). No hay problema. La internet está ahí y, con ella, es fácil conectarse con gente de todo el mundo que le encanta lo que a ti te encanta. Hice amigos virtuales y discutí a fondo con gente de Croacia, Hong Kong y de Chile tan apasionados como yo por aeromodelos. Es maravilloso hacer nuevos amigos que comparten la misma pasión.
Salir de cero y comenzar un hobby puede ser difícil e intimidador. Puedes decir que no tienes tiempo, que no posees habilidad, que no tienes espacio en casa, etc. Es realmente difícil dar el primer paso, porque ¡todavía no sentiste los beneficios de practicar un hobby! Haz entonces como ya sugerí en otro artículo sobre sedentarismo: elige algo que te guste de verdad y da el primer paso.
Encara este inicio como un regalo para ti mismo (mi primer aeromodelo fue un regalo de cumpleaños que me di hace algunos años, ya en mi vida adulta). Ve hasta una tienda física o virtual y compra alguna cosa básica para iniciarte en el hobby. Después, espera por la llegada del kit, como un niño espera por un regalo de Navidad o cumpleaños. Cuando llegue, rompe el paquete y empieza a divertirte. Te aseguro que la calidad de tu vida va a cambiar ya en esa primera interacción. Si consigues integrar el hobby a tu día a día agitado, ahí sí, ¡los beneficios serán para una vida entera!
Y al final, ¿quieres saber qué pasó con mi hobby? Pues, continúa firme. Después de algunos modelos prontos, tomé coraje, me asocié a un aeroclub y aprendí a volar. Indescriptible es la sensación de poder hacer volar un conjunto de maderas que, tras horas cortando, lijando, pegando y moldeando, se transformaron en un avión. Y lo mejor: si se cae, ya sé cómo arreglarlo. Y eso ya sucedió repetidas veces…
Invierte en un hobby y diviértete. Te va a hacer un bien enorme en casa y en el trabajo.
Crédito primer foto del artículo – Hombre pintando (Foto: Eddy Klauss / Unsplash)