A lo largo de mi carrera, la búsqueda constante por autoconocimiento fue fundamental para alcanzar éxito, tanto personal como profesional, y ¡creo que lo mismo pueda ser válido para ti!
Autoconocimiento es la búsqueda que puedes realizar para conocerte mejor. Es comprender lo ¿qué te gusta o no te gusta?. ¿Cuáles son tus preferencias?. ¿Cuáles son tus virtudes y defectos? . ¿Cómo reaccionas a determinados eventos?. ¿con cuáles emociones tienes más facilidad o dificultad para convivir?. ¿Con qué tipo de gente te agrada relacionarte?. ¿Cuáles apenas toleras y de cuáles preferirías alejarte?. ¿Cuáles son tus limitaciones que, una vez superadas, van a brindarte salud de verdad?, y ¿cuáles son los sueños que te van a motivar para ir más allá?
Como conocerse completamente es algo imposible de alcanzar, tu objetivo debe ser descubrir cada día un poco más de ti mismo. Permíteme hacer una analogía para que todo quede más claro.
Imagínate una linda estatua, que todavía está dentro de una piedra. Estás allá, completo, pero invisible e indisociado de la piedra para quien mira del lado de afuera. Al mismo tiempo, tú también eres el escultor que de a poco va sacando lascas de la piedra con tu cincel y martillo de caucho. Ese es el proceso de autoconocimiento, donde, cuanto más se invierte en la búsqueda, más se tiene acceso a la bella escultura que está dentro de ti.
Existen algunos buenos motivos para eso. Déjame ilustrar aquí algunos de ellos.
A medida que fuiste caminando por la vida, debes haberte deparado con bifurcaciones, momentos en los que podrías elegir ir por un lado o por otro. En aquellos momentos, podrías entender con toda seguridad, de forma más o menos clara lo que había de bueno o malo en cada alternativa y, después de analizarlas, tomaste tu decisión y seguiste hacia adelante. Es justamente en esas horas en las que conocerse bien ayuda mucho.
El autoconocimiento sirve como un filtro o juez para ayudarte a decidir qué dirección tomar. ¿Debo aceptar esa oferta de empleo, o no? Por ahora, si conoces bien tus fortalezas y limitaciones, resulta más fácil evaluar si aquel empleo nuevo te va a exigir en lo que eres mejor o va a colocarte en situaciones para las que eres muy limitado y, con seguridad, vas a vivir bajo estrés, dado las grandes posibilidades de fracasar. Al usar ese filtro siempre, aumentan tus oportunidades de hacer las elecciones más acertadas, justo por conocerte mejor.
Un beneficio secundario es que, al tomar decisiones que respetan tus preferencias, aumentan tus posibilidades de quedarse más tiempo expuesto a situaciones donde se sentirá bien, siendo más productivo y relacionándote con personas que te gustan, pudiendo ser feliz de verdad
Esto es particularmente relevante en relacionamientos amorosos en que tanto tú, como la otra persona están buscando conocerse como individuos y como pareja. En realidad, esa es una situación todavía más compleja, pues ambas estatuas, para seguir con mi ejemplo anterior, no están completamente visibles.
Posiblemente, ya participaste o viste a tus amigos que pasaron por relacionamientos que no terminaron bien. Puede haber durado un mes o veinte años, y eso no importa; lo que sí importa es que al terminar, puedes haber mirado hacia atrás y haber visto cómo eran distintos uno del otro; ¿no es así? Pues entonces …, imagínate cuánto no pagarías para haber tenido acceso a ese conocimiento previamente. Por eso, la búsqueda es constante para conocerse mejor. Sólo depende del tempo y de la observación.
Permanecer mucho tiempo expuesto a situaciones que no combinan contigo, es como pedir para caer enfermo. Un ejemplo ayuda a entenderlo de forma simple. Imagínate que tienes (o ya tuviste) un jefe con valores personales y profesionales completamente diferentes a los tuyos.
Tú eres una persona altruista, que busca siempre hacer lo mejor y quiere ayudar a los otros. Eres tolerante, amable, te gusta ser transparente y decir la verdad. Ahora Imagínate a tu jefe carrerista, que pasa por encima de cualquiera, que usa a las personas y las descarta cuando le conviene, que sólo ve valor en ti, cuando lo que haces, beneficia a su propia vida.
¿Y entonces? ¿Cuánto tiempo aguantaste trabajando así? ¿Perdiste noches de sueño? ¿Tuviste ataques de pánico? ¿Estuviste deprimido? ¿De qué forma eso afectó tu vida fuera del trabajo?
Es justamente de eso que estoy hablando. Esa es una situación muy común y, conocerte bien, permite que puedas preverlo todo de forma rápida, y puedas planificarte para salir de ella, ya sea cambiando de área o de empleo, por ejemplo.
Existen muchas maneras de hacerlo, que van a ser más o menos interesantes para ti contando con tus preferencias y tu perfil de personalidad, pero lo más importante es recordar que, cuanto más tiempo inviertas en la búsqueda, más beneficios tendrás. La forma cómo realices eso es lo que menos importa. A continuación, expongo algunas ideas que pueden serte útiles.
Colócate a ti mismo en el diván y trata de autoanalizarte (aquí eres tú en el papel de escultor mirándote a ti mismo como estatua). ¿Por qué reaccionas de cierta manera?. ¿Qué sientes?. ¿Qué te molesta?. ¿Qué te da placer?. ¿En qué situaciones te sientes bien?. Y así sucesivamente…. Ve apuntando todo y con el tempo relee y ve donde las respuestas se repiten.
El secreto aquí es pedir feedback para personas en las que confías mucho, que te conocen bien y que no van a querer apenas agradarte. Ellas tienen la capacidad de ver tus puntos ciegos; y tener acceso a los mismos ayuda mucho a conocerse mejor.
Nada mejor que tu día a día para enseñarte. Al fin de cada día, escribe unas líneas en el diario sobre lo que más te marcó y cómo reaccionaste, pensaste y sentiste en esas situaciones. Después de algún tiempo, relee lo que escribiste y ve dónde surgen similaridades.
Experimentar cosas nuevas permite que descubras que amas u odias cosas, situaciones y personas que no sabías antes. Es muy estimulante conocer cosas nuevas y, además, te va a permitir saber cómo reaccionas a las mismas. En mi ejemplo, es como empezar a revelar la escultura en una parte que no habías trabajado antes, como por ejemplo el pie. Y entonces: ¿qué me dices? ¿Es grande o pequeño?
Cada tanto tiempo, siéntate y escribe sobre lo que crees, lo que piensas sobre determinadas cosas, lo que pretendes dejar de legado. ¿Cuál es tu propósito de vida? ¿Qué pretendes realizar? En fin…, ese tipo de cosa. Al escribir y, al revisar con una cierta frecuencia, conéctate aún más contigo mismo y con lo que realmente te importa.
Primero entiende que espiritualidad no es lo mismo que religiosidad. Da igual si eres ateo o la persona más religiosa del barrio. Lo importante aquí es expandir tu comprensión del mundo o, por lo menos, entender en lo que crees de hecho que exista, además de tus cinco sentidos. Te vas a sorprender al percibir cómo esa comprensión cambia tu forma de ver la vida.
Por fin, existe gente muy buena que estudió mucho y puede ayudarte profesionalmente a mejorar tu autoconocimiento y lidiar mejor con tus emociones. Desnúdate del prejuicio y si puedes tener acceso invierte en un óptimo terapeuta o analista que te auxilie en la búsqueda. Te puedo asegurar que valdrá la pena.
Crédito primer foto del artículo – Chico mirando hacia el espejo (Foto: Goami / iStock)