En otro artículo, escribí sobre la importancia y los beneficios de guiar tu vida, elecciones y acciones, basado en tu propósito de vida, ¡que a propósito puede ser uno o más! El problema es que a menudo no sabemos -o no tenemos conciencia- de cuál es nuestro propósito. Por este motivo, en el texto de hoy, sugiero algunas reflexiones que pueden ayudarle a identificar las razones que rigen su vida.
Para empezar, quería dejar claro que creo que las reflexiones que aquí propongo son apenas el golpe inicial para que pienses sobre el asunto, si es que ya no lo hiciste. Pero de ninguna forma son la solución definitiva para tomar conciencia de tu propósito de vida.
Ese es un camino que involucra mucho autoconocimiento, lo que solamente puede ser realizado por ti y que te acompañará a lo largo de tu vida. Más que eso, a medida que maduras, vas a darte cuenta que, tanto la conciencia, como el objetivo y la fuerza de tus propósitos van cambiando. Un propósito que era más importante en una fase de tu vida, pasa a serlo menos en otra y así sucesivamente.
Tal como en el artículo anterior, usé como telón de fondo el estudio de dos investigadores de la Universidad de George Mason, Patrick E. McKnight y Todd B. Kashdan, para elaborar las preguntas siguientes. Adelante:
El ejercicio es sencillo. Busca un lugar donde puedas estar solo, lejos de interrupciones y distracciones, y responde a las siguientes preguntas. Lo importante aquí es anotar las respuestas para que, al final, puedas reflexionar sobre ellas e identificar patrones, semejanzas y articular mejor tu propósito de vida.
Por oportuno, no intentes matarte para descubrir “el” propósito. Ni siempre es apenas uno y no te sorprendas o extrañes al tener más de uno, ¿ok? Vamos a las preguntas:
Luego de responder a esas preguntas, lee tus respuestas y trata de identificar patrones y semejanzas. ¿Existen cosas que se repiten?; ¿cosas que tienen más sentido para ti?; ¿algunas que te definen como persona y que te gustaría realizar a lo largo de la vida?
A partir de esas reflexiones, esboza tu propósito de vida. Escríbalo en una hoja de papel y, a continuación, aplica los dos tests para refinar tu esbozo.
Recuerda que el propósito debe ser algo que defina tus objetivos en la vida y que te proporcione significado personal. Al leer el esbozo que escribiste, ¿consigues identificar esas dos partes en el mismo? Se está faltando algo, vuelve a las reflexiones anteriores e intenta identificar lo que está faltando. Cuando tu esbozo de propósito pase por ese primer test, sigue para el segundo.
Piensa en tu vida diaria y pregúntate: ¿siento que mis comportamientos y decisiones son guiados, la mayoría de las veces, por lo que escribí aquí? Piensa en situaciones críticas, momentos decisivos en tu vida y ve si la respuesta es positiva la mayoría de las veces.
Si eso ocurre en muchas áreas distintas, como la personal, financiera, profesional y espiritual, por ejemplo, es señal de que tu propósito tiene gran alcance en tu vida. Por otro lado, si sientes que es alta la frecuencia con que él guía tus comportamientos y decisiones, significa que es un propósito con mucha más fuerza.
Si ambas cosas ocurren, existe una excelente oportunidad de hayas esbozado un propósito realmente central e importante.
Si por otro lado, ves que está faltando algo, vuelve a las respuestas iniciales y busca identificar lo que más sientes que debes añadir a tu definición de propósito, hasta que sientas confianza que la definición de tu propósito de vida pasa con éxito por esos dos tests simples.
Como dije antes, ese es apenas el principio de una reflexión, sobre tu propósito de vida. Espero haberte ayudado a abrir tu corazón y tu mente para un tema que me resulta muy importante. Vivir la mayor parte de tu vida guiado por tus propósitos, es sinónimo de calidad, salud, satisfacción, realización y éxito. Yo, sinceramente no consigo verme más viviendo de otra forma. ¿Y tú?
Crédito primer foto del artículo – Mujer pensando (Foto: Monkeybusinessimages / iStock)